COHERENCIA

90. COHERENCIA

ES bueno ser coherente. Es bueno ser coherente. Pero. Pero. Eso no quiere decir que todo lo que haga o diga la gente incoherente sea malo. La bondad de la coherencia no conlleva la maldad absoluta de los hechos y los dichos de los incoherentes. No confundamos las cosas. No tienen nada que ver la coherencia con la razón. Uno puede decir cosas muy buenas y luego no ponerlas en práctica. Uno puede ser incoherente sin mentir. Uno puede ser débil o inconsecuente después de haber formulado una verdad que no sigue. Y no por eso ha de mudar lo verdadero de cada verdad. Es verdad que los ejemplos arrastran. Pero no olvidemos que si los ejemplos pueden sumar, añadir y subrayar nunca podrán sustituir a las teorías o a las palabras que dicen verdad. Un ejemplo sin palabras es absurdo como una fábula sin moraleja. Como una religión sin dogmas. Por otra parte hay coherencias que no son sino construcciones perfectas levantadas sobre un cimiento de mentira. La torre de Pisa es coherente con su inclinación. Los demonios son coherentes al encajar una tras otra todas sus tentaciones. La maldad puede ser más coherente, más lógica, más implacable, más rigurosa que la bondad. Los terroristas son muy coherentes porque el odio es más coherente que el amor. La coherencia es tan buena o tan mala como el dinero. Sólo es un medio. No saquemos de quicio su valor. Algunos pensaran que soy incoherente por hablar así de la coherencia. Yo solo aspiro a decir la verdad. Y si después soy coherente con ella, MEJOR.

Javier Garisoain