TERRORISMO

36. TERRORISMO

EL terrorismo es una forma exagerada de publicidad que pretende doblegar las voluntades por la coacción y el miedo. Por eso opino que un pacto nacional sobre desarme publicitario sería más anti-terrorista que un carro de leyes. Si hubiese menos publicidad a nadie se le ocurriría aterrorizar para llamar la atención. Si los periódicos no publicaran tantas truculencias; si los telediarios no hicieran de la muerte más noticia que de la vida; entonces, el terrorismo no sería tan salvaje porque no tendría necesidad de ello. Pero hay otras muchas cosas en nuestra civilización moderna que facilitan el trabajo diabólico de los terroristas. Las aglomeraciones urbanas, porque son el escondite perfecto donde vivir sin hablar con nadie. Los coches, y los aviones, porque multiplican por millones la historia del caballo de Troya. Las comunicaciones, porque con ellas resulta menos arriesgado el viejo oficio de conspirador. Las leyes, porque su oscuridad y complicación dejan mil resquicios cuando se anda con mala intención. El aborto legalizado, porque nos familiariza a todos con la idea de que matar puede ser respetable. El relativismo, porque afirma que cualquier idea es defendible olvidando que algunos tienen la idea de asesinar. El pacifismo mal entendido que prefiere una mentira suave que una verdad a gritos. El materialismo ateo, porque gracias a él se atribuyen los más audaces el papel de Dios. Son muchas las causas por las que crece la mala hierba terrorista. No es un chichón casual, no es fruto -sólo- de agentes externos; es un tumor largamente INCUBADO.

F. Javier Garisoain