VIVIR

100. VIVIR

HAY gente -a veces somos nosotros- que no sabe vivir en este mundo porque confunde la vida con los nervios y la muerte con el sueño. Porque cree que no hay más vida que ésta ni otro vivir que el de ahora. La rueda de la vida nos engaña con un retorno constante de sucesos y estaciones que nos hacen olvidar que hubo un principio y que habrá un fin. La rueda empieza, la rueda avanza, la rueda llega y se para. Lo peor que nos puede pasar es vivir como si esto fuera todo.
Vivir bien es una cosa pequeña y sencilla y grandiosa. Un mero trámite importantísimo. Un pasito de gigante. Un andar por donde quieras acompañado y protagonista. Ver todo con ojos de niño. Sonreir o abrir la boca por un pájaro que pasa o que canta. Abrir la ventana como quien abre un regalo. Escudriñar en la lejanía, entre las nieblas, y soñar despierto que de pronto vemos algo que nunca nadie había visto hasta entonces. Sentir la emoción de descubrir. De ser un pionero. Entender de golpe que todo encaja, que todas las cosas tienen un por qué. Hasta las cosas feas, o los malos olores. Descubrir en lo evidente los hilos de toda la tramoya, las causas de la gravitación y del amor. Ser Noe que sale del arca. Ver enamorado la tierra vacía y limpia. Empezar la tarea, arremangado, temprano. Saber que un día nacimos. Saber que un día hemos de morir. Saber que el tiempo es oro. Estar siempre en compañía... Vivir, eso es vivir. Y si salen mal las cosas, si se alarga el diluvio... aguantar, esperar. Todo eso es también VIVIR.

F. Javier Garisoain